Un tiempo perfecto para jugar a Bloodbowl.
Llega el domingo, llega el resumen del fin de semana. El viernes una de jugos de mesa, con juegos ligeros como Los autos locos y King of Tokio, para luego tener cena grupal en casa del amigo Víctor. Picoteo y película, donde sufrimos la terrible The Void, que nos da más risa que susto.
El sábado por la mañana, después de terminar de ver la segunda temporada de Sex Education, ¿qué mejor forma de celebrar que se estaba jugando la Copa de baloncesto que con una pachanga. De la pachanga hablé ayer, de las agujetas hablaban hoy mis piernas.
Por la tarde algo de siesta, intento ver la premiada Dolor y Gloria... que termino por abandonar a los 45 minutos (lo siento, no pude con ella) y tras la siesta voy al cine a pasar el rato con Hasta que la boda nos separe (comedia simplona pero eficaz) y luego a la lonja, donde gano una partida de Terraforming Mars, cenamos y tras un ratillo de lonja opto por huir valientemente.
Domingo por la mañana una de ensayo teatral, con el ensayo general de Angelina (que representamos dentro de una semana) y luego voy al polideportivo del Fango, donde se medían los Bilbao Akerrak y los Valladolid Penguins en un partido de fútbol americano del que no me estaba enterando de nada, pero he ido a ver al amigo Sito, de Valladolid, que jugaba con los Penguins.
De sobremesa unos capítulos de Bojack Horseman (esa serie funciona mejor cuando se ven varios de una tacada, sospecho) y merendola en casa de una amiga, con motivo de su cumpleaños.
Y eso ha sido más o menos todo.
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