Bastante mejor película que lo que da entender el cartel.
Aunque el trailer y el cartel emanaban un aura de cutrez que echaba para atrás, y de hecho no tengo muy claro por qué me dio por ir a verla, la película me ha resultado bastante más entretenida de lo que esperaba, y salvo alguna cosilla suelta que sí daba un poquito de vergüenza ajena, me ha parecido cuando menos correcta.
Cuenta la historia de Sebas, un torpe policía novato que es destinado a Cádiz, donde tiene un enchufe, y como entre lo poco que sabe hacer bien está tocar el piano con maestría, deciden utilizarlo para una operación de infiltración, pues la hija de un mafioso se casa y a ella está invitado el grupo de música de moda del momento, por lo que lo cuelan como teclista, para poder dar así caza al verdadero rey del crimen, el enigmático Fantasma, para quien trabaja el mafioso que monta la boda.
De ahí, pues se entremezclan los clichés de "músico que se convierte en estrella", "infiltrado en un grupo, que acaba sintiéndose parte del mismo y se cuestiona sus lealtades" y "policía torpe que termina siendo un crack y resuelve el caso", pero los combina con cierta gracia y sabe dosificar bien los elementos, haciendo que funcione bastante bien la cosa. Además, reparte un par de sopapos bastante bien tirados al estilo musical y su mundillo, que siempre suman.
Lo peor, que la puñetera canción, sin que sea buena, se me ha pegado totalmente.
Esto me lo ponen en fiestas de Bilbao y lo bailo.
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