Rol presencial. Lo echaba de menos.
Sigue avanzando el año, pasan las semanas y a lo tonto estamos cerca de cepillarnos la mitad del año. Sin evitar la sensación de que 2019 acaba de terminar.
Pero entre medias van pasando cosas, y aquí vuelvo al recurso de contar el fin de semana para tener algo que contar el domingo en el blog.
El viernes básicamente dos cosas: gimnasio y juegos de mesa en la lonja, con el Plenus, el Battlestar Galactica, el Coloretto y El espía que se perdió. Más o menos hasta la 1, que me dio la alergia y estaba ya muy embotado.
El sábado por la mañana me dedico a cocinar (conejo estofado), luego una vuelta con pintxopote y después de comer hago algo que llevaba sin hacer años: quedar a las 17 en la popular plaza Unamuno pata tomar algo. Un poco de terraceo y luego a los bares de Iturribide, donde no acabamos jugando un kinito, pero poco habría faltado. Como hace bueno, nos tiramos un largo rato de tertulia en la calle y ya sobre la 1 me acabo retirando. Sin duda lo más parecido a salir de fiesta que he hecho desde que empezó esto de la pandemia.
Domingo por la mañana lo dedico a descansar, a mediodía doy buena cuenta del estofado (otro día que no tenga otro tema mejor de conversación escribo la receta, que es bien simple) y por la tarde a la lonja, donde hoy teníamos sesión 0, o como se ha llamado toda la vida, "quedar para hacer los personajes". Concretamente de Pendragon, cuya campaña titulada precisamente "La gran campaña" vamos a empezar en un par de semanas.
Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las 8 (que rima y es más o menos la hora a la que entro a trabajar).
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