No son infectados, son zombis.
Una aproximación al mito del zombi, pero desde su visión originaria, contando la historia de Clairvius Narcisse, un haitiano que "murió" en 1962 y al "volver" de la muerte fue esclavizado durante años, hasta que por fin pudo salir de ese estado y volver a llevar una vida relativamente normal.
Paralelamente a la historia de Narcisse nos cuentan la historia, aparentemente inconexa de un grupo de adolescentes de un elitista colegio femenino de París, al que llega una nueva estudiante haitiana y se hace amiga de la protagonista. Esto ya va dando más pistas de cómo conectan las piezas, ¿verdad?
Con ese título uno podría esperar que en un momento dado algo pasará que vaya a llenar el instituto de cadáveres andantes y convirtiendo aquello en un sangriento festival de colegialas destripadas, aunque nada más lejos de la intención de la película, que es una película sobre zombis, sí, pero no una película de zombis. Afortunadamente iba sobre aviso, de modo que no tuve el problema de ir al cine esperando una cosa y encontrarme con otra. Aquí, sobre todo el enfoque es sobre el mito, la cultura vudú, los loas, el Barón Samedi y todo eso.
Por lo demás, siendo una película que prefiere mostrar a narrar, durante gran parte del metraje queda la sensación de que no está pasando nada y es como ver una versión modernizada de Las Niñas de Palomero, pero sin el aliciente de la nostalgia, y el ritmo lento ayuda en poco. A destacar, en lo positivo, que lanza algunas pinceladas en la boca del profesor de Historia, que invitan a la reflexión, y que se agradece que se trate el tema zombi desde este enfoque, pero por lo demás... digamos que no tiene papeletas para convertirse en mi película favorita.
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