Hoy en la fortaleza de la soledad.
Una cosa que trajo consigo el cambio de febrero era el cambio de horario. En atención ciudadana tenía tres tardes a la semana y aquí solo una, pero mientras que allí terminaba a las 17, la que tengo aquí suele acabar sobre las 20. Además, allí el horario de verano duraba todo el mes de septiembre y aquí ya ha empezado el de invierno.
Nada nuevo con respecto a otros años y también un horario con el que llevo desde febrero, pero sí que es la primera tarde que he hecho en esta nueva oficina y que espero que sea la primera de muchas, pues no tengo intención de cambiar en mucho tiempo.
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