Amigotes antes de desplazarse al sitio de la boda.
El título ya lo dice todo. En julio fue la despedida y ayer por fin era la boda del amigo Solid, evento que ha capitalizado el fin de semana.
El viernes aproveché parte de la tarde para vaguear en casa y cuando vino Iñigo de Zaragoza, que este fin de semana para variar se alojaba él en mi casa (suele ser el anfitrión de nuestras quedadas grupales allí), una vez instalado esperamos al resto para ir a cenar unas pizzas. Ya con la tripa llena nos vamos a mi casa a echar una partida a Niebla en Carcassonne y a dormir.
El sábado, ya maqueados (aunque yo fui más de sport, que hace años que ni siquiera tengo traje) nos fuimos a Ansio, donde nos esperaba el autobús para el sitio de la ceremonia. Una cosa civil, muy familiar, y después los clásicos de comer hasta perder el sentido (beber ya no tanto), bailoteo y a eso de la 1 a casa.
Domingo por la mañana, paseo por Bilbao con el huesped, para que vea su antigua ciudad y una vez aparcado en el autobús como algo y me voy a la lonja, donde es otra sesión de Seafall (por poco pero gano, así que me tocará llevar galletas a la próxima).fie
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