Así por la tontería, bodas de aluminio.
Muchas cosas han pasado, algunas las he contado, otras ni de coña, desde que se unió a mí este compañero de viaje que es mi blog, pues tras 10 años, con él a cuestas puedo decir que por frívolo que suene, es una parte importante de mí, mi obra más grande.
Siempre acabo diciendo lo mismo a estas alturas del año, que no sé hasta cuándo durará esto, y que la forma de irlo haciendo es día a día. A lo largo de este tiempo he tenido épocas de mayor creatividad y otras de sequía literaria, pero lo que nunca me han faltado han sido las ganas de seguir con el proyecto. Supongo que la misma cabezonería que me compelió a decir cuando empecé "si lo hago no es para dejarlo tirado a las primeras de cambio" es el mismo motor que lo mueve. Y el día que deje de haber blog, que no sé cuándo pero lo habrá (nada es eterno, salvo Jordi Hurtado), sin duda sentiré un vacío existencial... y no tendré muy claro dónde contarlo. Pero de momento, pasito a pasito, veamos hasta dónde nos lleva este camino.
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