Los tronistas de la nueva temporada de Capua Shore.
Spartacus: Sangre y Tetas habría sido un título mucho más honesto para esta serie de corte "histórico", pues es precisamente lo que ofrece: entretenimiento sin complejos aderezado de excesos, cuerpos imposibles y peleas ultraviolentas en las que la hemoglobina y las mutilaciones están al orden del día, y el explícito erotismo se llega a meter a veces casi en el terreno de la pornografía. Pero así es Spartacus y así nos la vendieron, haciendo a veces que Juego de Tronos parezca Barrio Sésamo.
Cuenta la ya conocida historia de Espartaco, el esclavo tracio que metido a gladiador tiene a bien organizar una feroz revuelta y poner la República de Roma patas arriba, de manera que todo lo que no mata... se lo folla. ¿Rigor histórico? Bueno, muchos de los personajes que aparecen, como Crixo, Gánico, Julio César o el propio Espartaco existieron, aunque no me consta que fueran todos ellos tan superhéroes y la serie se toma sin duda muchas y muy importantes licencias históricas, todo ello en aras a la diversión, así que respondiendo a esa pegunta, rigor histórico no, gracias. Ni falta que hace.
La serie tiene 4 temporadas, o tres y una precuela, y viene marcada por el fallecimiento de su actor protagonista, Andy Whitfield, lo que obligó a intercalar esa temporada precuela y luego a reemplazar al actor por Liam McIntyre (no siendo el único cambio, pues también cambiaban, en lo que es el gran desastre de casting de la serie, a Lesley-Ann Brandt por Cynthia Addai-Robinson en el papel de Naevia). De esas 4 temporadas se nota un bajón considerable a partir de la tercera (o segunda) "Venganza", y es que se echa en falta al personaje de Batiato, que es el alma de la serie. Cierto es que para la última mejora un poco la cosa, pero se echa en falta el ludus.
Lo dicho: sangre y tetas, con cuerpos esculturales puestos ahí para el deleite del espectador, con bellísimas mozas y tremendos jamelgos, todos ellos hipersexualizados a veces a extremos ridículos, y trama que está siempre al servicio de buscar la pelea épica, aunque eso signifique que la evolución de algunos de los personajes sea simple y llanamente risible. Pero es que eso es Spartacus: entretenimiento basado en el exceso.
Lo dicho: sangre y tetas, con cuerpos esculturales puestos ahí para el deleite del espectador, con bellísimas mozas y tremendos jamelgos, todos ellos hipersexualizados a veces a extremos ridículos, y trama que está siempre al servicio de buscar la pelea épica, aunque eso signifique que la evolución de algunos de los personajes sea simple y llanamente risible. Pero es que eso es Spartacus: entretenimiento basado en el exceso.
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