Hombres muertos hay unos cuántos en esta película.
Antonio Dechent, un gran actor al que también he podido ver hace poco en Operación Camarón (una película con un tono completamente distinto a esta, pero en la que hace un papel relativamente similar) protagoniza este oscuro y violento thriller de mafiosos, guerras de bandas y ajustes de cuentas.
Tano (Dechent) es la mano derecha de Manuel, un narcotraficante en horas bajas que está empezando a acusar los rigores de la edad, y al complicado tema de la sucesión, pues el hijo de Manuel es un descerebrado y un psicópata, se unen más problemas, como la entrada de una nueva y destructiva droga en la ciudad y, lo que es peor, el robo de un valioso cargamento.
A partir de ahí, saltará una chispa que va a dejar muchos cadáveres por el camino, con peleas sucias, de golpes dolorosos y todo un viaje a los bajos fondos del mundillo y el casposo glamour de la corrupción política.
Un acierto.
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