Tarde andarina la de hoy. Hoy había quedado con mi señora madre, con el ánimo de andar (y de que me invitase a un helado, claro), y a tal efecto he ido a buscarla a Portugalete, en un sitio tan icónico como el Puente Colgante.
De ahí, caminando hacia el sur, cruzando Portugalete, toda la antigua zona industrial de Sestao y apareciendo un poco en mitad de la nada, por Urbinaga, donde no había visos de camino peatonal y ha habido que hacer un poco que el cabra (lo que viene siendo cruzar una carretera por la que apenas pasaban coches, vaya) y aterrizar en Barakaldo, por la zona del Desierto (que de niño me hacía mucha gracia, porque me imaginaba el típico de arena, camellos y cactus), para ahí terminar cogiendo el tren, con destino a Bilbao.
Y como sé que me lee, un beso, amatxo :*
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