Seifer el perro y Sharra el humano.
El título del juego ya nos da una pista de a qué género corresponde. Efectivamente, es un roguelike, de cartas, que como suele pasar en estos casos es tremendamente adictivo, ya que tiene cincuentamil mierdas que mejorar y desbloquear, a lo largo de las partidas.
La comparación más obvia es con el Slay the spire, pues las batallas son prácticamente idénticas, pero su punto diferencial, que es lo que le da la gracia al juego, es el mapa del mundo, que está en blanco y tenemos que ir desbloqueando con tinta y pinceles, lo que le da un pequeño componente de exploración, pues estas zonas ocultas contienen enemigos, tesoros o eventos.
El parecido es más que obvio.
Una cosa que sí es diferente en las batallas es que así como en Slay the spire solo manejamos un personaje, aquí tenemos a dos, y su posición en la batalla, así como saber cuándo cambiarla, es parte importante de la estrategia.
También cambia bastante la gestión del mazo, ya que normalmente los juegos con mecánica de deck building suelen fomentar que te vayas quitando las cartas básicas y ciclar siempre las mismas diez o doce, aquí las recompensas que ganas por tener un mazo abultado hacen que merezca la pena añadirle todas las cartas que puedas, sean mejores o peores.
Al margen de eso, el mismo festival de tesoros, cartas raras, enemigos normales y de elite o de jefes de final de fase que cabría esperar.
Un mundo lleno de posibilidades.
El juego permite movernos libremente por las casillas exploradas y pegarnos con los encuentros, saquear tesoros, y cuando queramos, ir a por el jefe final, en cada una de las tres rondas. Y cuanto más juguemos más cosas iremos desbloqueando, pero en especial las páginas del libro, que nos harán la vida más fácil, ya que a diferencia de las habilidades, cartas y reliquias que ganamos, que se pierden entre partida y partida, las mejoras que desbloqueamos con las páginas son permamentes.
Por lo demás, pues si te gustan este tipo de juegos, sabes dónde te metes. Con el plus, olvidaba comentarlo, de que los gráficos son bastante monos, casi que algunos bichos casi da pena matarlos.
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