Dos historias conectadas, ambas con un punto en común: una joven oye un llanto y es acosada por un señor invisible que solo puede ser visto a través de una cámara y le hace todo tipo de perrerías. Este señor parece ser inmune a las distancias(lo mismo opera en Madrid que en Argentina) y parece estar vinculado a un edificio mágico, donde reside.
Esto es cuanto puedo contar sin hacer spoilers, si bien es cierto que aunque quisiera tampoco podría hacer muchos, dado que esta es una película que lleva al extremo lo de que en el terror es mejor sugerir que mostrar, pero creo que se pasa un poco. Una cosa es que focalice más el cómo ocurren las cosas que el qué pasa en sí, pero habría preferido un poco más de contexto. Algunas cosas se pueden deducir, como quién es el padre del personaje de Ester Espósito, pero otras se quedan completamente en el aire. Remata la película una escena que no solo me pareció que quedaba pegote, sino que se deja la puerta abierta de par en par, en la línea del resto.
Tampoco puedo decir que me haya aburrido del todo, pero sí que me quedo con la frustrante sensación de haberme subido a un tren que no me llevaba absolutamente a ninguna parte.
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