El poster me recuerda mucho a Rquiem por un sueño, una de sus referencias.
Una mezcla de muchas cosas, The Substante es una cinta de ciencia-ficción y terror (en concreto body horror), pero con toques de humor gamberro y su punto importante de sátira social.
¿Quién no ha soñado con volver a ser joven? (Vale, la pregunta es retórica, eso solo te pasa a partir de cierta edad). Aquí Demi Moore es una actriz en su cincuentena que ve cómo su belleza y su popularidad se van desvaneciendo y decide someterse a un tratamiento experimental, el cual le permite generar un duplicado en sí misma de joven, a quien da vida una espectacular Margaret Qualley. Y me quedo sin palabras para describir su belleza y sensualidad, que creo que es de lo mejor que he visto en mucho tiempo en el cine (que está trampeado para hacerla más voluptuosa pero el resultado es espectacular, y la chica ya de normal me parece preciosa).
La sustancia.
Como no puede ser de otra manera, las cosas empiezan a salir mal y el sueño se convierte en pesadilla, hasta terminar en un sangriento caos, cerrando la historia en una poética imagen en el paseo de las estrellas de Hollwdood, que sirve de epílogo perfecto.
A The substance se le puede echar en cara que se regodea en demasía en los excesos visuales. No se corta en mostrar de forma explícita lo asqueroso, pero tampoco duda a la hora de hipersexualuzar al personaje de Margaret Qualley, con primeros planos de culos y tetas por todas partes, aunque cierto es que forman parte de lo que quiere criticar, recordándonos mucho a esos primeros años de Telecinco en España.
La película está repleta de referencias a muchas otras cosas, aunque en particular yo le encontré un toque muy Aranofsky, recordando a Requiem por un sueño o Cisne negro. También se aprecian homenajes, sobre todo en la parte más ida de madre de la película, a clásicos del terror, como El resplandor, Carrie, La invasión de los ultracuerpos, La mosca o Frankenstein.
No voy a decir que sea una propuesta para todos los públicos, pero a mí me ha parecido muy entretenida y me sirve para consolidar a Margaret Qualley en mi Olimpo de musas hollywoodienses.
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