Una película en la que el trailer ya nos lo cuenta casi todo: dos familias se hacen amigas, una invita a la otra a pasar un fin de semana idílico en su casa apartada y resulta que son unos psicópatas peligrosos. El final, como puede imaginarse, desastroso.
Me gustó, más de lo que esperaba. Juega muy bien con los tempos del suspense, pasando de una situación agradable, que da paso a la extrañeza, luego a la incomodidad, luego al miedo y finalmente al horror, graduando muy bien la cosa y desenvolviendo la historia de una manera muy adecuada, haciendo que sea interesante y sin precipitarse ni quedarse corta. Me gusta también que subvierte de forma muy orgánica algunos clichés del género, siendo aquí el personaje femenino el que resuelve cosas por la vía de la violencia y el masculino el que tira por la vía del cuidado y el sacrificio, todo esto sin que ninguno tenga más peso ni valor que el otro. Ese detalle me gustó.
Destaca, naturalmente, el trabajo de James McAvoy dando miedo, que resulta ser una fuerza de la naturaleza, maldad en estado puro. El desarrollo de la historia bien, razonablemente verosímil (hay que hacer concesiones al peliculeo, claro) y el cierre es bastante digno. Y teniendo en cuenta que no son pocas las películas que generan una atmófera interesante y luego la desaprovechan, es de agradecer que aquí haya un buen cierre.
Toca decir que es un remake de una película danesa, pero como no la he visto no puedo comparar. Ahora, esta versión americana me ha gustado bastante.
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