Y sangre merengona en Miribilla.
Lo primero de todo, que nadie se asuste por el título, que no es que haya pasado nada relacionado con sangre en el mundo real. Pero ya llegaremos a eso, dado que el viernes pasé la tarde en casa y me fui a ver La infiltrada. Luego a cenar unas dinámicas hamburguesas con mi señora novia y a casa.
El sábado por la mañana poca hostia: en casa jugando al Civilization hasta la hora de comer, luego comida, siesta y a la tarde a la lonja, a echar un par de partidas al Blood on the Clocktower (de ahí el título de la entrada) y a casa, no sin antes dar buena cuenta de un taco de curry.
Domingo por la mañana, como toca noche de no haber dormido muy bien me quedo vegetando hasta tarde. Luego llega la victoria ante el Real Madrid, que por muy en horas bajas que venga siempre es un coco y una visita al cine de Max Center por la tarde. Allí veo la inclasificable Megalopolis, vuelvo a casa dando un paseo, unos pitnxos con la señora novia y retirada, que mañana toca trabajar.
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