¡Por fin lució su traje!
Ayer terminaba la primera temporada de una serie que cogí con muchísimas ganas, porque la verdad es que es un personaje que en los cómics me hace bastante gracia. El primer capítulo no estuvo mal, pero poco a poco la serie fue perdiendo fuelle, y aunque me gustaba que tratara de innovar en algunos aspectos (como, por ejemplo, salir un poco del yankicentrismo y mostrarnos algo más de la cultura pakistaní), no terminaba de funcionar, y por triste que fuera reconocerlo, cada capítulo era peor que los anteriores.
Estábamos ante lo que parecía un patinazo de Marvel, con un producto realmente flojo, pero entonces ¡BAM! Llega el último capítulo de la serie y la eleva a los altares. Un capítulo divertido, emocionante (me hizo gritar a la tele, para bien, y hasta casi me saca la lagrimilla), con algunos giros espectaculares y un nuevo horizonte abierto para el UCM que hace que quiera volver a ver a Kamala Kahn.
Sin duda, un último capítulo que recompensa con creces haber pasado por los anteriores.
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