La familia sigue creciendo.
Santiago Segura sigue estirando el chicle de esta ficticia familia numerosa y, como hiciera en la segunda, expande la familia, con el añadido de Carlos Iglesias como padre de él. El resultado es el previsible, y es que lo bueno de este tipo de películas es que uno ya sabe a lo que atenerse, máxime cuando es ya la tercera entrega. Algo mejor que la segunda, pero sin llegar al nivel de la primera (el factor sorpresa es difícil de obtener), es una película amable, amena y entretenida, con las virtudes y defectos que uno le puede suponer. Si hacen una cuarta, supongo que iré a verla.
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