¡Cu-cu! ¿Quién soy?
El gran éxito de la temporada nos lleva de la mano de Sorogoyen a una aislada aldea de la Galicia rural, donde un matimonio de franceses tiene que enfrentarse a la hostilidad local cuando se niegan a vender sus tierras a la empresa eólica que las quiere comprar, lo que para la gente del pueblo supondría un importante alivio económico pero para ellos renunciar al proyecto de toda su vida.
La película nos transmite muy bien esa atmósfera incómoda, a veces agresiva, maravillosamente guiada por Luis Zahera, memorable villano su Xan Antas y Diego Anido, que consigue como nadie que queramos abofetear a su personaje hasta la extenuación, y nos hace empatizar con el matrimonio compuesto por Marina Fois y Denis Menochet, haciendo nuestros sus preocupaciones, sus disgustos y sus miedos, así como la impotencia que supone intentar solucionar las cosas por las buenas y no conseguir nada. El resultado es un guiso que se va haciendo poco a poco en la olla, con el fuego que va calentando hasta que algo termine explotando por un lado, aunque no es cuestión de seguir aquí.
La película me gustó mucho, pero sí que descoloca un poco cómo sigue tras ese punto de inflexión tan marcado, que parte la película en dos, y que la segunda mitad de la película, no siendo mala, me gustara menos que la primera, así como tampoco me terminó de convencer ese final tan innecesariamente abierto. Sin embargo es algo que en absoluto desmerece el producto, siendo As bestas uno de los merecidos peces gordos de 2022 (aunque yo la haya visto ya en 2023).
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