A esto jugué ayer: Turn the tide.
Vale, el título puede sonar un poco raro si tenemos en cuenta que es 15 de enero, pero si tenemos en cuenta que hasta el 8 estuve de vacaciones y que esta es la primera semana que he trabajado, pues la cosa tiene más sentido. Además, tampoco se me ocurría un título mejor, así que ahí va ese.
El viernes íbamos a tener partida de rol, pero se fue cayendo gente, y a falta de quorum terminamos echando un par de partidas a El ansia. Luego una vuelta con mi señora novia, cenar algo y a casa.
El sábado por la mañana vegeto un poco, viendo capítulos viejos de Policías: en el corazón de la calle, y a mediodía un tradicional pintxopote del que vuelvo ya comido. Por la tarde voy a la lonja, donde había un Cluedo en vivo, pero entre que ya había mucha gente y que el baño requería reparaciones, cedo mi plaza y me uno al grupo de los Pepe Goteras y Otilios de Abaco. Sí me da tiempo, no obstante, a probar el divertido pero cruel Turn the tide.
Para cenar nos vamos al Misska, donde me pongo hasta las patas, y de ahí bajamos al Casco a tomar algo. Lo que tiene su gracia, ya que la idea era bajar al Casco para que uno de los que estaban, Víctor, tuviera el tren cerca, pero como cuando fuimos a recoger le faltaba una hora para que llegara el tren, acabó acompañándonos él a Indautxu, a hacer tiempo.
Y hoy domingo, pues por la mañana sofá, tele y posterior paseo y por la tarde visita al cine, para ver As Bestas de Sorogoyen, que imagino comentaré mañana.
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