En Español desaparecía el "Turning" del título.
Relativa decepción con la "nueva" película de Pixar (que no es nueva, vale, pero hasta ayer no había podido verla), ya que si bien en absoluto es una mala película (todo lo contrario, es divertida, entrañable y visualmente bonita), ni de lejos alcanza los estándares de brillantez que se le suponen a la compañía. Lejos queda ya, me temo, la era dorada en la que cada película de Pixar era una absoluita obra de arte, así que habrá que conformarse con esto.
Nos cuenta la historia de una adolescente canadiense de ascendencia china que, por una tradición familiar, se convierte en un enorme panda rojo (curiosa alegoría de la menstruación) y tiene que lidiar con los cambios, tanto físicos como relacionales, que conlleva esa edad, la carga mental de querer ser perfecta sin poderlo (nadie puede), de contentar a todo el mundo y de conseguir entradas para ir con sus amigas al concierto de su boyband favorita. La historia está bastante bien, y aunque el final es bastante previsible, funciona y tiene momentos muy graciosos (la boyband entonando cánticos rituales es todo un puntazo). Los personajes, quitando la parte de convertise en panda, son bastante creíbles y se hacen querer, que es lo que importa. La música, por cierto, también me gustó bastante.
Donde más me descolocaba era en el apartado visual, que tan pronto era tirando a flojito como presentaba escenas con una calidad de imagen casi fotográfica. Pareciera que hubieran puesto a varios estudios a trabajar de forma descoordinada y luego hubieran juntado a lo bruto las partes.
En resumen, ¿es una mala película? No, pues aunque empieza un poco floja, luego va cogiendo cuerpo y al final funciona. Pero si nos preguntamos si es una película que podría competir con las grandes de Pixar, mucho me temo que la respuesta es un rotundo "no".
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