Él es Fortune, Orson Fortune.
Guy Ritchie, que suele ser garantía de película divertida (tú no, Arturo), y en esta ocasión deja el mundillo urbano de los criminales de poca monta, para lanzarse al género de los superepsías internacionales, con un rollito muy Misión Imposible, en el que repite con dos de sus actores fetiche (Hugh Grant y Jason Statham) para plantearnos una historia de actor metido a espía (un poco en la línea de la genial El insoportable peso de un talento descomunal), repleta de tipos muy duros, escenas de acción frenéticas y fantasmadas por doquier.
No llega al nivel de sus mejores películas, pero si su objetivo es la diversión sin complicaciones, lo cumple holgadamente. Muy disfrutona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario