No es Batman, pero se enfrenta a un enemigo que bien podría ser un villano de Batman.
Es complicado comentar esta película sin entrar en destripes, puesto que el juego que nos propone busca precisamente despistarnos y dar vueltas, para entonces soltarnos la sorpresa, algo que hace bien, aunque con algunos peros muy gordos.
El planteamiento base es el de un policía que está en terapia, y en su camino se cruza con un peligroso hombre, que parece tener algún tipo de poder para influir en la mente y las percepciones de los demás (eso ya nos da una pista de que la película va a jugar mucho con lo que es real y lo que no), y nos irá engañando, hasta tirarnos la realidad a la cara.
Antes de entrar en más detalles, indicar que un problema que tiene es que se queda muy corta. Con poco más de hora y media, se queda un poco en "capítulo de Más allá del límite", y es que aunque la premisa es buena y el giro está bien hilado, mi sensación era de quedarse coja y con un final que resulta completamente anticlimático, como si la película se hubiera aburrido de sí misma, dejando sin explotar todo el material que tenía, del que se podía haber sacado mucho.
Sí me gusta cómo consigue ese efecto de pasar de ser una película en la que nada parece tener sentido, la narrativa es torpe en apariencia y tanto el argumento como las reacciones de los personajes de opereta, pero llega la explicación y todo coge forma. Esa parte me gustó mucho, pero solo la primera vez que intenta jugar con ese recurso narrativo, pues cuando vuelve a intentarlo, con otro giro más o menos distinto, en mi opinión se queda en gatillazo.
Me ha gustado, pero me ha sabido a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario