Ethan Inviernos, agroturismo en los infiernos.
Tenía mis reservas hacia este juego, pues aunque me gustan bastante los Resident Evil (no soy un fan irredento, pero sí que he jugado la mayoría de juegos de la saga), el 6 me dejó muy mal sabor de boca y no me terminó de convencer el giro que dio el 7 (que no me lo jugué, directamente me vi el gameplay). Sin embargo, la ambientación que parecía tener me llamaba poderosamente la atención, y cuando lo vi de oferta me lancé a probarlo.
La verdad es que me ha gustado mucho, bastante más de lo que esperaba, y cumple a la perfección su labor de ser el sucesor espiritual del RE IV, conservando el regusto de los juegos clásicos y consiguiendo escenas bastante perturbadoras, algo a lo que ayuda tener los gráficos que tiene, que son sin duda soberbios.
Sin embargo, peca de ir de más a menos, y es que fiel a la plantilla de Resident Evil, llega un momento en el que el survival da paso a la acción algo más desenfadada y hay tramos hacia el final del juego en el que uno no sabe si está jugando al juego de terror de Capcom o directamente al Call of Duty, y tiene alguna parte en la que uno se pregunta si un narcotraficante se coló en las oficinas de la compañía mientras la programaban.
El balance, sin embargo, es positivo, siendo un juego que he disfrutado (¡y sufrido!) más de lo que pensaba. Ahora, he de decir que aunque a mí eso no me molesta particularmente, se les fue la mano con la facilidad de los puzzles, y en general el juego resulta bastante lineal y pasillero.
Dicho eso, ¿de qué va Resident Evil Village? Secuela directa del VII, repite protagonista, quien se ha mudado junto con su familia a una especie de plan de protección de testigos a una zona rural de Rumanía, cuando pasan cosas y termina aislado en mitad de un pueblo, que bien podría haber salido de la mente de Bram Stoker, donde una especie de secta de vampiros y hombres-lobo controla el cotarro, y los líderes de esa secta serán los jefes a los que tendremos que ir eliminando, tras superar sus dependencias.
Papelón el de Isabel Díaz Ayuso.
Un momento. ¿Vampiros y hombres-lobo? ¿Esto no iba de zombis? Paciencia, pues aunque el juego parece que va a ir de algo que no tiene nada que ver con Umbrella y sus tejemanejes, lo tiene, y a medida que la historia va avanzando, esto va cobrando sentido, e incluso cosas del gameplay que parecen ridículas y absurdas, resultan (dentro de un orden, tampoco nos vengamos arriba) lógicas.
Una cosa que caracteriza al juego es que cada una de sus partes tiene un estilo muy definido. La mansión de Lady Dimitrescu es un terror más victoriano y de vampiros, mientras que la casa de Benevento es algo mucho más Poltergeist, Moureau es en un decadente puerto lacustre, y de escapar de bicho gordo, mientras que la fábrica de Heissenberg nos lleva al Resident Evil más clásico (no así el combate contra su jefe final, que me pareció lo más ridículo de todo el juego). Sobre todo es en el apartado visual donde se nota la diferencia, teniendo cada una de las partes una estética muy bien definida.
El juego no es particularmente largo, y en unas 20 horas se puede pasar uno su historia principal. Además, si lo que se quiere es simplemente disfrutar de la historia y la ambientación, sin necesidad de comerse la cabeza, el modo fácil (que es el que jugué), permite disfrutar de él igualmente, sin andar muriendo todo el rato. Y a estas alturas yo agradezco los juegos asequibles.
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