Pinta a cutre que esta vez no miente.
Me suelen hacer cierta gracia, lo reconozco, las comedias familiares de Santiago Segura, pues siempre tienen su puntito de gracia, alguna coña con peor baba que otra y su girito más o menos ingenioso. Lamentablemente, en esta película no se da ninguna de esas cosas, siendo excesivamente infantil y plana, con una historia deslavazada, poca gracia y unas interpretaciones en general bastante pobres.
Aquí nos cuentan la típica historia de granuja de medio pelo con corazón de oro, que está divorciado tiene y un hijo al que quiere con locura pero decepciona constantemente. Un día ese granuja, atropella por accidente a Papá Noel, y recibe como encargo, por parte de este el de sustituirle en Nochebuena, para lo que tendrá que aprender, entre otras cosas, a ser mejor persona.
¿Se podría haber sacado algo mejor de esta idea? No lo sé, pero difícilmente podía haber sido peor el resultado. O es que, sencillamente, la película no era para mí.
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