Hasta 2024, despertador.
Algo hay que publicar en el blog, que mantener la inocentada en 29 de diciembre queda raro, así que dedicaré unas pocas palabras al que es el último día de trabajo del año. Un año que en lo laboral ha sido raro, ya que terminé el anterior sabiendo que mi plaza saldría a concurso, y aunque todavía no tengo fecha, mis previsiones son que en febrero cambiaré. Y es algo que me apetece, pero lo cierto es que cuando uno sabe que se va de un sitio, es difícil no tener la cabeza más fuera que dentro.
Hoy no me tocará, salvo cambios de cuadrante de última hora, atender en mostrador, sino que me tocará estar arriba, con la correspondencia, la bandeja de entradas (a ver si la bandeja del Juzgado no rompe la racha y sigue tan tranquila como el resto de la semana) y atender el teléfono, que es probblemente la tarea que más odio de cuantas desempeño.
Lo bueno es que ahora tengo unas pequeñas vacaciones y hasta después de Reyes ya no vuelvo. Y a partir de ahí casi una cuenta atrás.
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