Haciendo el tonto, para variar.
Parcialmente recuperado del cansancio, pues mis lumbares se pusieron esta noche a comentar las mejores jugadas del desmontaje, procedo a narrar lo que fueron para mí estas jornadas Omicron, que han sido bastante atípicas.
En primer lugar, fueron atípicas porque hasta hace bien poco no contábamos con que se fueran a poder hacer, y las hemos tenido que hacer a la carrera, con el handicap añadido de estar oxidados por 3 años de inactividad.
Pero bueno, salieron y ahí estaba el miércoles cuando salí de trabajar echando una mano en el montaje, embalando juegos y material para llevar a Zalla, y una vez allí, instalarme en la pensión, cenar algo y seguir currando, dando de alta juegos en el sistema.
El jueves por la mañana, sin haber dormido especialmente bien (camas duras y frío en la pensión), toca el turno de la mañana del jueves, que contra todo pronóstico resulta ser la franja más exitosa y concurrida, de tal manera que a las 11:30 ya no quedaban mesas libres.
De lo más reseñable ese día, que dirijo el vivo de Grease y luego toca ir de fiesta, y acabamos de charleta con unos borrachos del pueblo a las 4 de la mañana.
El viernes no llego a dirigir mi partida Fuego en el desierto, por falta de gente, así que me dedico a revolotear por las mesas, explicando juegos a los asistentes y echando alguna partida suelta (a destacar una épica victoria al Catán y una derrota sin paliativos en Fórmula Dé). Por la noche no tengo turno, pero como tampoco tengo nada que hacer, y la cosa está muy tranquila (estas jornadas han sido, con diferencia, mucho más diurnas que nocturnas), me acabo quedando en la zona de organización, arreglando el mundo hasta la hora de ir a dormir.
El sábado un poco parecido que el viernes, con partidas, que recuerde, de Marvel Champions, Las ruinas perdidas de Arnak y Dune Imperium, con sendas victorias. Y por la noche la fiesta de las jornadas, hasta las 6 de la mañana.
Ya el domingo, me levanto a las 11 algo resacoso (no entiendo muy bien por qué), desayuno y me pongo en marcha para ir haciendo cosas de desmontaje. Como comenté ayer, sin parar casi hasta las 20, que por fin nos vamos a por las tradicionales pizzas.
Si dentro de un año repetimos, os hablaré de #omicron2024.
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