El mítico Pirulí, lo vimos de cerca.
Se acabó el puente, lo que implica regresar a Bilbao. Pero dio tiempo a turistear un poco el último día por Madrid, ya que el coche de vuelta lo teníamos a las 15:20.
Eso nos permitió callejear un poco más por el centro; Sol, Plaza Mayor, Montera... con mucha gente pero sin llegar a los descomunales niveles de agobio del domingo por la tarde o de Toledo. Casi hasta se podía andar.
Tras el callejeo, devolvimos las llaves del apartamento a nuestra anfitriona, comimos en una cafetería de la zona de Argüelles (francamente, el mejor sitio en el que comimos en los 4 días) y nos fuimos ya a O´Donell, lugar de recogida de nuestro contacto de Blablacar. Allí nos recogieron (una pareja muy simpática de Bilbao) y vinimos tan ricamente en coche hasta Bilbao, siendo recibidos, cómo no, por la inconfundible lluvia made in Euskadi.
Terminado el viaje, ahora a pensar en futuros viajes. Y con la misma compañía, naturalmente.
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