Colores para una resaca electoral (también lo había morado).
Últimamente no suelo salir de fiesta y esta es una festividad que sigo de forma intermitente, algunos años sí y otros no, pero cuando salgo, la feria de Santo Tomás suele ser una buena oportunidad de pasar un rato divertido con los amigos.
También es verdad que es una festividad que tradicionalmente suele unirse, como casi todas las fiestas en Euskadi, a comer y beber. Para honrar ese detalle hemos empezado con un poco de bebida callejera (para entendernos, botellón), aunque he prefeido ser sensato y empezar con bebidas sin alcohol. Ahí alternábamos la bebida con incursiones a un bar cercano a por pinchos de chorizo a la sidra, que repartían de forma gratuita. Algo que a la 1 del mediodía se agradece mucho.
De ahí hemos ido un poco a la Plaza Nueva y al Arenal, a por algo más de comida, con el tradicional y caro talo, con chorizo, morcilla y/o tocino, y un poco más de charleta y ver conocidos, con algo de imbebible sidra, hasta que hemos seguido otra de las tradiciones y subido a Iturribide a hacer algo tan vasco como reunirnos alrededor de una mesa a beber. Así hasta que ya era una hora razonable, y tras nueva parada en el Arenal, con más horrible sidra, he optado por tocar retirada.
Y lo mejor, que este año, a diferencia de los anteriores no me ha tocado cruzarme con ningún gilipollas fumando en un bar.
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