Ruoff, después de descubrir que en Miribilla también se juega a pelota.
Partido malo, de esos que hacen afición, pero a otros deportes. Un rival, el Oldenburg, al que allí ganamos por más de 30 puntos hacía presagiar una victoria cómoda, y así lo ha parecido en algunos momentos del partido. Pero nada más lejos de la realidad.
Un inicio somnoliento ha puesto el marcador en 0-6. No pasa nada, la caraja típica, esto se levanta con un par de arreones. Costaba, e incluso han llegado a ponerse 15-23, pero el Bilbao Basket ha dedicado un rato a jugar a baloncesto y con un parcial de 12-0 dejaba las cosas más bonitas. Y se han ido otra vez a dormir.
Nuevamente el equipo alemán tomaba las riendas, y aprovechando la lesión de Hervelle, unido a que Suárez y James estaban hoy en la Inopia, pues otra vez se ponían delante, para llegar al descanso con 37-40, que bien podría haber sido más abultado de no ser por la incapacidad de los alemanes para meterla desde lejos.
El 3º cuarto ha sido, todo hay que decirlo, un monólogo del Bilbao Basket, que a falta de 11 minutos ya ganaba por 16 puntos. Esto ya estaba hecho.
Pero un algo me decía que hoy iba a ser un día para sufrir, y como pasó en Italia, el equipo ha desconectado. Se ha marchado mentalmente de Miribilla, reemplazando a los jugadores por monigotes que aguantaban estoicamente los golpes, pasando de un bonito 64-48 a un delirante 66-68. Como suena. Y no tengo muy claro si el árbitro nos ha perdonado una falta antideportiva que nos podría haber rematado.
Por suerte la historia ha tenido final feliz, y en el intercambio de triples Hannah ha tenido el acierto que los de amarillo no han tenido (un esperpéntico 3/22), lo que sumado a una canasta de Ruoff y la buena mano de Raül con los tiros libres, han finiquitado el partido a falta de jugarse la última posesión.
Partido horroroso, pero esto va de ganar y yo prefiero un partido como el de hoy y ganarlo que uno como el del domingo contra el Madrid y perderlo. He sufrido, pero me voy contento a casa.
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