Sherlock con superpoderes
Otra entrega de la serie Marvel, en esta ocasión protagonizada por uno de sus superhéroes más místicos, el maestro de las artes arcanas, el Doctor Stephen Strange.
Dado que no es un personaje demasiado conocido entre el público general, y como suele ser habitual en las películas del género, inciden bastante en la génesis del personaje, en cómo pasa de ser el Dr. House un orgulloso y brillante cirujano a un estudioso de la magia, enfrentado a fuerzas de más allá de esta realidad, algo que yo agradecí, pues de este personaje reconozco que no he leído mucho.
Así pues, lo que tenemos es una película con un esquema bastante clásico en lo argumental y con muchos y espectaculares efectos especiales, para una película en la que parece que hayan reciclado los decorados de Origen (Inception) y algunos de Green Lantern, para meter otra entrega más de la megasaga de Marvel, con la que conecta la película, con algún comentario durante la misma, con la inevitable escena postcréditos (una de las dos que hay, ojo), y sobre todo con algo que pasa en la película, que no cuento, pues es básicamente el argumento. Sabemos, pues, que vamos a tener más Dr. Strange, y sabemos que lo veremos con Thor, el Capitán América, Viuda Negra y compañía, que esto es Marvel, y saben a lo que juegan.
Digo que Marvel sabe a lo que juega, pues no intentan perderse en una película seria y metafísica que maree al espectador cual traje nuevo del emperador, sino que van a hacer lo que mejor saben: divertir, y nos ofrecen un Dr. Strange desenfadado y con muchos momentos simpáticos, y con un secundario gracioso bastante simpático. ¡Nunca una capa de superhéroe había dado tanto juego!
Le falla tal vez un malo con algo de carisma, y que la resolución de la trama queda un poco "vengo, gano y me voy", pero logra que la película se pase volando, y eso en el cine de entretenimiento siempre es una virtud. No es la que más me haya gustado de Marvel, pero pasa el corte.
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