El rissotto dulce.
Largo, pues ha sido un fin de semana de 9 días, ya que gastando unos días de vacaciones he estirado un poquito el puente de todos los santos y he aprovechado para descansar un poco, que siempre viene bien. De ahí que la frontera del fin de semana quede un poco difusa.
Sin embargo, y por no ponerme a contar la semana entera, me voy al viernes, que comienza con una ronda de poteo, más propia de los sábados o domingos, y a la tarde cine, la ayer mencionada Miss Peregrine. A la vuelta en Bilbao, una cena con rico bocadillo, vueltilla y a casa.
Sábado por la mañana, aprovechando que a las 8:30 estoy despierto, me da por jugar a las cocinitas y hago un arroz con leche, que al hacer con azúcar moreno coge el color de la foto, y con un poco de mantequilla se queda más cremoso. Las uvas son simplemente para hacer bonito. Luego de compras y por la tarde descanso y hacer tiempo hasta el plan chulo del día, que era ir al spa. A remojo como las amebas, que es lo que mola. Luego a casa a la ducha y de cena, que había cosas que celebrar, siendo el sitio elegido el restaurante tailandés de la plaza Arriquíbar, el Oiishi Thai, donde cenamos muy a gusto, pero destacan los deliciosos dim sum de pato con foie. De chuparse los dedos. Tras la cena a casa, con película absurda ("No es otra estúpida película americana" que, la verdad, me sorprende) y a dormir.
Domingo, tranquilo y sin baloncesto (jornada de descanso para el Bilbao Basket) y por la mañana, aprovechando una tregua de la lluvia, a tomar unos pintxopotes antes de comer, para por la tarde algo de Baldur´s Gate 2, un par de capítulos de Dartacán (sí, me ha dado por verla, a lo nostálgico total), meter mano al álbum de fotos de Amsterdam y por último quedar para tomar algo con unos amigos, antes de marcar la retirada.
Y mañana, mal que me pese, me tocará aguantar el abyecto despertador a las 7.
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