Una de tantas que falló Joventut.
El Joventut de Badalona, "La Penya", es uno de esos equipos que aunque esté en horas bajas siempre da un cierto respeto. Primero porque es uno de los históricos de la competición y segundo porque no se le suele dar mal Bilbao, donde ha ganado más veces que las que ha perdido, a pesar de que con la de hoy lleva tres derrotas seguidas en Miribilla.
Sin embargo, aunque no tenemos un equipo que sea precisamente top europeo, algo mejor que el de Badalona ya es, y hoy se ha demostrado. Bilbao Basket ha ido en todo momento por delante en el marcador, empezando fuerte y Joventut, aunque de vez en cuándo pegaba algún zarpazo que insuflaba una cierta emoción al marcador (cuando han pasado de 31-30, o cuando en el último cuarto han estado a punto de ponerse a 3 puntos, después de haber ido perdiendo por 13) ha dado claras explicaciones de por qué este año se pasea por la zona baja de la tabla.
Y eso que hoy no ha sido el día de un ex-Joventut como Mumbrú, que no la metía ni en un barreño y ha acabado con 4 tristes puntos. Pero por suerte, aunque es el mejor del equipo no juega solo, y hoy ha estado bien acompañado por los puntos de Bamforth, el poderío de Michael Eric (gran acierto del que decidió ficharlo) y un Ivan Buva, que parece que no hace nada y se te planta en un descuido en 10-12 puntos. En esto me recuerda a cierto croata polluno que dejó mucha huella en Bilbao.
El partido, la verdad, ha resultado fácil y bastante cómodo, con una ventaja que ha estado casi siempre entre los 6 y los 12 puntos, y que salvo en esos momentos puntuales ha dado poca sensación de que los visitantes le fueran a dar la vuelta. Tal vez si hubieran aprovechado las oportunidades de ponerse delante que han tenido en el 2º cuarto la historia habría sido distinta. Pero los rivales también cometen errores y el de ellos ha sido no ser capaces de rematar la faena cuando el Bilbao Basket estaba herido.
Así, 6 victorias, que nos dejan metidos en la mitad buena de la clasificación y permiten ver lo de jugar la Copa como un objetivo realista. Aunque es verdad que ahora vienen curvas y se avecinan unos cuántos partidos de los que es bastante posible salir con una racha negativa. Pero de momento, que nos quiten lo bailado y a pensar en el partido del miércoles en Lituania.
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