Dentro de un género tan explotado como la biopic, el de los cantantes o bandas musicales es un subgénero también bastante manido, tanto que rascando en el cajón uno se encuentra con que le han dedicado una a nada menos que Locomía.
La verdad, no obstante, es que da bastante más juego del que habría pensado, y el resultado es muy entretenido. Sigue los esquemas clásicos de nacimiento, auge y caída, pero lo hace con un toque desenfadado, a veces de comedia, que funciona bastante bien, y que resulta ser bastante amena.
Narrada a dos tiempos, nos cuenta por una parte la historia del grupo, con sus conciertos, sus excesos, sus fiestas... y por la otra, unos años más tarde, sus peleas judiciales con su productor, magistralmente interpretado por un irreconocible Alberto Ammann.
Muy lograda también en la parte visual, con esa estética tardoochentera (aunque patina un poco con el actor que hace de Julio Iglesias), es una buena propuesta para pasar el rato y rememorar la música dance de la época, así como para recordar que este grupo lo petó y tuvo alguna otra canción que se hizo conocida.
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