El de arriba es el encagado de enfurecerla.
Podría decir aquello de "innecesaria precuela de Max Max: Fury Road", porque en el fondo todas lo son. De hecho, también aquella era innecesaria, como innecesaria era hacer la Max Max original.
¿Vale, y qué?
Eso no hace que mole menos. La de 2015, que curiosamente tenía el falso recuerdo de que no me había hecho mucho chiste, pero mi yo de entonces decía otra cosa, fue un pelotazo en el cine de acción, creando una estética muy marcada, con acción a raudales y un exceso para los sentidos, convirtiéndose en la mejor adaptación no oficial de Borderlands a la pantalla.
Aquí nos cuentan la historia de origen de Furiosa, el personaje al que daba vida Charlize Theron, aunque aquí interpretada por Alyla Browne y Anya Taylor-Joy (muy logrado el parecido entre ambas, por cierto) y qué la llevó a ser la badass que vimos en su primera aparición.
Con una presentación maravillosa, mantiene ese aire de orgía visual y una trama en la que la historia queda completamente al servicio de la acción más desenfrenada. Por una parte se agradece que profundice más en los personajes (maravilloso villano el que construye Chris Hemsworth) y en definir el mundo, aunque esto tiene el coste de ser más pausada. Así como Fury Road era un no parar de pasar cosas, que no te daba ni un respiro, aquí sí que tiene más momentos valle, y puede haber algún momento puntual que se haga un poco largo (aunque sin renunciar a las escenas de acción que no se entienden pero molan).
No alcanza la magia que tuvo su antecesora, pero tiene sus momentazos, expande un poquito mejor el mundo y nos da un final bastante acertado. Ahora falta por ver si Miller se animará a hacer una tercera entrega.
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