Esta semana y la que viene estoy de vacaciones, pero eso no ha sido impedimento para que haga hoy un alto el en descanso para acercarme a la oficina. La razón es que por fin han terminado las obras que nos tenían de prestado en otro sitio y la semana que viene toca ya instalarse.
Como no me parecía correcto que por el azar de que me pillara de vacaciones me librara del marrón de andar empaquetando, les pedí que me avisaran, que me acercaba en un momento y, a fin de cuentas, tampoco tenía grandes planes que esto me fuera a perturbar.
Así de paso he aprovechado para despedirme de la gente de esa oficina, que durante este tiempo han sido nuestros vecinos y sudar como un pollito metiendo todo eso en cajas, que casi me ha convalidado una sesión de gimnasio.
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