Haunted=isla, Heart=perdida.
Esta película nos cuenta dos historias o, mejor dicho, una que confluye en otra totalmente distinto hacia el último tercio de la película. Nos empieza hablando de Alex (Aida Folch), una chica de Barcelona que termina en una isla griega, trabajando de camarera en el restaurante de Max (Mat Dillon) y no tarda en surgir el amor entr ellos, aderezado con su vértice triangular con Rico, el otro camarero del restaurante, que se enamora de Alex. Hasta ahí una película romántica diría que correcta, pero cuya propuesta no me termina de entusiasmar.
A medida que esta historia avanza, los celos y los secretos del pasado van convirtiendo la película en un thriller, pero ese salto de registro resulta un tanto brusco, muy de volantazo y además acaba cayendo en un planteamiento muy manido, un from lovers to enemies de esos que hemos visto ya mil veces, reciéntemente en La mujer dormida.
Una película sin demasiado que rascar, pero que nos deja una pregunta en el aire: ¿con qué diablo ha hecho el pacto Matt Dillon para lucir así de estupendo con 60 años?
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