En realidad debería haber sido Peach: La película.
Parece que atrás quedaron los tiempos en los que "adaptación de videojuego" era automáticamente sinónimo de "ponzoña de película". Seguirá habiendo, por supuesto, adaptaciones de videojugo que den vergüenza ajena, pero poco a poco han ido saliendo las suficientes excepciones a esta norma como para dar al subgénero un voto de confianza, y esta adaptación de los hermanos fontaneros es una de ellas.
Una película muy simpática y divertida, repleto de guiños y fanservice, que ha conseguido ganarse las simpatías del público y no decepcionar a nadie (claro que el listón de su antecesora de los 90 tampoco es que estuviera muy alto), y que deja con ganas de una secuela, que vista la (por otra parte previsible) escena postcréditos, tiene pinta de que habrá.
Visualmente es una pasada (aunque el diseño de Peach era un poco raro) y en el apartado sonoro me encantó cómo introducen las sintonías clásicas de los videojuegos. Las escenas de acción son varias y trepidantes, logrando colar de forma muy orgánica los saltos y las plataformas tan característicos del juego.
Me gustaron también los personajes, a los que consiguen dotar de gran carisma, y en especial Peach, que se come la película, dejando de ser ese florero bonito que es en los juegos y convirtiéndose aquí en la heroína resolutiva que se come la pantalla. A eso le añadimos secundarios con bastante salero, como Donkey Kong (esto no me lo esperaba) y Toad, y tenemos un grupete entrañable.
Muy contento con ella, la verdad.
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