Si lo piensas, esto en el fondo es una película de terror.
Hay una realidad, aunque no la viví como niño, y es extremadamente improbable que la llegue a vivir como adulto, que es la de los padres que usan a los abuelos como si fueran una guardería 24 horas y dejan en sus manos la crianza.
Esa realidad es la que, en clave de comedia, da pie a esta historia, en la que un matrimonio de jubilados ve sus planes vacacionales frustrados cuando les encaloman a traición los nietos (porque los padres quieren, a su vez, irse de viaje), y como los abuelos no quieren renunciar a sus vacaciones, idean un plan descabellado, de esos que en una comedia dan juego y que en la vida real terminarían en los juzgados: putear a los nietos para que quieran irse con sus padres y así los dejen tranquilos.
El resultado, una película simpaticona, sin más que aportar que una tarde entretenida y la vis cómica de sus actores, desembocando en un final previsible pero buenrollista, fiel al esquema de este tipo de películas.
Lo que ofrece es lo que da, y eso para mí es una virtud.
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