Moraleja: es mala idea poner a Alberto Ammann como funcionario de prisiones.
Un peligroso asesino (Luis Callejo), que es una especie de Hannibal Lecter a la española, es detenido y enviado a prisión. Pero no a una de alta seguridad, que sería lo suyo, sino que a última hora se decide su traslado a una cárcel psiquiátrica, y los problemas empiezan para el director de esta cárcel (Alberto Ammann) cuando se le junta que por una parte un grupo de mercenarios armados se plantan en la puerta de la cárcel para exigir que se les entregue al asesino y por otra un mensaje que le dice que su hija está secuestrada y si entrega al preso la matarán.
Bonito dilema para el pobre hombre: para salvar la vida de su hija tiene que dejar que muera un montón de gente, puesto que los mercenarios no se conformarán con pedir las cosas por favor, lo que rápidamente desemboca en un festival de muertos y tiros, y como además esto es una cárcel ficticia, todo coincide con un violento motín. Por si todo esto fuera poco, también nos muestran que el asesino no solo es extremadamente inteligente y carismático, sino que cuenta con padrinos muy poderosos y contactos en las altísimas esferas, así como conoce secretos de los que podrían hacer caer Gobiernos. A todo esto, no lo comenté, es nochebuena.
La serie, que empieza muy bien, tiene importantes altibajos. Hay momentos de gran tensión, pero otros en los que la acción queda un poco pegote, y se permite excesos hollywoodienses que rompen un poco la dinámica, no aportando más que relleno. Los personajes tienen su aquel, y aunque algunas relaciones son un poco rocambolescas, el resultado más o menos funciona.
Lo que no hay por dónde coger es la trama del secuestro de la hija, y sobre todo el giro narrativo que pega, en el que renuncian a toda coherencia en aras a buscar la sorpresa. Lo cuento (aviso que es spoiler), porque es de traca.
Nos van dejando caer que los autores materiales del secuestro no son mala gente, y nos van dejando caer que son gente chantajeada, hasta que se revela que tuvieron que secuestrar a la hija del prota porque cinco minutos antes, y delante de sus narices acababan de secuestrar al suyo.
Y digo yo, ¿no habría sido más lógico y más seguro que la gente que secuestró al hijo de los chantajeados hubiera secuestrado directamente a la hija del protagonista? Nah, pensar está sobrevalorado.
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