Santiago, descontento con su nuevo Smartwtch.
Daniel Calparsoro no es santo de mi devoción, pero cuando veo a Luis Tosar en el cartel, tengo por costumbre ir de cabeza al cine, ya que es uno de los mejores actores españoles, y uno de mis actores fetiche.
En esta ocasión da vida a Santiago, un taxista que, tras ser testigo de un atentado en Barajas, acaba secuestrado por uno de los terroristas y, tras un par de vueltas de la trama, termina paseándose por el centro de Madrid con un cinturón bomba, obra de un fan del Corán, de Speed y de Saw.
La situación en sí resulta un tanto rocambolesca, y el salto de fe que hay que hacer para superar la suspensión de la incredulidad es grande, pero si uno consigue entrar en lo que la película propone, es un thriller solvente, con escenas de tensión bien llevadas y un interesante giro que da un vuelco a la trama hacia la mitad de la película, con un volantazo brusco que, superado el primer climax, nos lleva a otro aún mayor.
Lo mejor, además del espectacular trabajo que se marca Tosar, es la relación que se forja entre Santiago y Hamza (su captor), y la intensidad de la escena final. Lo peor, ese epílogo que tiene, que aunque me gusta mucho la idea de mostrar los devastadores efectos de lo que pasa sobre el protagonista, se me hizo un poco pesada y carente de ritmo.
Pero en general, bastante bien.
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