Genial Goyo, como siempre.
En la vida hay clases, y ese era el teórico leit motiv del monólogo que fuimos a ver ayer, aunque en seguida se desmarcaba del mismo, para pasar a ser un elenco de coñas y chistes, que cuando vienen de un grande como es Goyo, es suficiente para pasar dos horas sin parar de reír, con sus salidas orgiinales, sus guiños a la actualidad (recadito para Rubiales) y ayer también su ración de humor negro.
Pero además hubo otra cosa que hizo la función de ayer especial, y es que como estábamos en primera fila, fui uno de los espectadores a los que eligió para dar cera (y yo encantado, porque eso lo hace aún más divertido), y bien a huevo que se la dejé para hacer coñas cuando le dije mi profesión.
Como siempre, muy recomendable. Firme propósito de volver a verlo el año que viene.
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