Voy a hacer una confesión, y es que de esta saga solo había visto las dos primeras, cuando eran películas de acción más o menos normales y no el festival de superespías en el que se fue convirtiendo gradualmente, y aunque siempre me llamaban la atención las sucesivas entregas, con la cosa de no haber visto las anteriores, siempre me las saltaba.
Pero la verdad es que eso es un poco tontería, pues no es que tengan unas tramas especialmente elaboradas, y las referencias a entregas anteriores, si no se pillan al menos se intuyen. Así que me he animado y con ella que he me puesto.
El resultado, la esperable orgía de acción mamarracha sin complejos, repleta de persecuciones delirantes, peleas imposibles y explosiones gratuitas, que vulneran todas y cada una de las leyes de la física, poniéndolas al servicio de la diversión más descerebrada, que es lo que el espectador debería saber que se va a encontrar cuando va a ver Fast X (que es, por cierto su título original, siendo el "&Furious" un añadido en el mercado español). Con Jason Momoa dando vida a un supervillano de jajejijojú, el cocktail perfecto está servido. Aunque, y toca spoiler, el final no es ya que sea abierto, sino que directamente se termina con un cliffhanger. Pero la familia Toretto se ha ganado que vayan a verla cuando saquen Fast XI.
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